lunes, 21 de abril de 2008

Cultivando Las Raices De La Sabiduría.







































Paseando entre montañas y bosques, fuentes y rocas,






la agitación del corazón gradualmente desaparece.






Hay una calma placentera en la poesía y la pintura






que hace que pensamientos vulgares desaparezcan.


















En la primavera, el paisaje lleno de flores






Hace que los corazones de la gente se regocijen.












Pero es mejor el otoño






con sus nubes blancas y su viento puro,






sus orquídeas fragantes y sus vigorosos laureles,






y su agua y su cielo de un mismo color.






Arriba y abajo todo es vasto y brillante,






dando frescura y pureza al cuerpo y al espíritu.






Es mejor conservar la simplicidad natural que buscar la sofisticación,



y así dejar una influencia pura sobre el mundo.



Es mejor deleitarse en lo sencillo y no en los lujos



innumerables,



y así dejar un nombre puro en el mundo.




Al sacar del corazón los pensamientos de rangos y riquezas


el hombre puede librarse de las tentaciones del mundo.


Al sacar de su corazón la estrechez de códigos de


conducta


el hombre puede entrar en el reino de lo sagrado.



Al amanecer,

leyendo el Libro de los Cambios bajo la ventana,

muele cinabrio y usa el rocío de los pinos

para hacer tinta

y subrayar pasajes de sabiduría.


Al mediodía,

comentando las escrituras en la mesa,

haz sonar las campanillas de jade

y deja que el viento

lleve sus sonidos al bosque de bambúes.

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