El Secreto De Shambhala.
Las religiones orientales enfatizan los efectos sobre la conciencia misma, el sentimiento de unidad con el universo, la liberación de los deseos del ego y un cierto desapego. El islam otorgaba mayor importancia al sentimiento de unidad que nacía de compartir esa experiencia con los demás y el poder inherente a la acción en grupo. El judaísmo ponía el énfasis en la experiencia de sentirse elegidos y de que cada ser humano viviente es responsable de impulsar la evolución de la espiritualidad humana.
El cristianismo enfatizaba la idea de que el espíritu se manifiesta en los seres humanos no sólo como una parte de Dios, sino también como un yo superior, como si nos convirtiéramos en una versión ampliada de la persona que somos, más completa, capaz, dotada de una sabiduría interior que nos mueve a actuar. Como si la personalidad humana de Dios, Jesucristo, mirara ahora a través de nuestros ojos.
En la escena que teníamos ante nosotros podíamos ver los efectos de esta nueva tolerancia y de esta nueva unidad. El foco de atención iba desplazándose cada vez más hacia la experiencia misma de la conexión, minimizando las diferencias sobre el aspecto enfatizado por cada una de las religiones. Parecía fortalecerse la voluntad de resolver los conflictos étnicos y religiosos, así como la comunicación entre los líderes religiosos y la conciencia de lo poderosa que puede ser la plegaria si todos extendían sus campos hacia la unidad religiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario