George Ivanovitch Gurdjieff, ciertamente una de las figuras más notables que han aparecido en Occidente, nació en la pequeña ciudad caucasiana de Alexandropol.
La región caucasiana ha sido un recipiente de mezcla de culturas durante miles de años. Europeos, eslavos, turcos, romanos, mongoles, persas, e incluso culturas más antiguas han inundado éste área y luego han retrocedido, cada una dejando alguna contribución. Dentro de ésta fusión de influencias nació Gurdjieff.
Su familia era griega, habían emigrado de Cesárea en el siglo dieciseis. Su padre era un bardo cuyas recitaciones preservaban leyendas de remota antiguedad, incluyendo tradiciones asirias y sumerias.
Estas fueron las que probablemente hicieron surgir por primera vez en Gurdjieff la idea de una influencia oculta que unía todas las generaciones de hombres de un modo ordinariamente insospechado.
Más tarde en su vida descubrió que la recuperación arqueológica y traducción de antiguas inscripciones cuneiformes apoyaban en los más mínimos detalles los relatos de historia antigua preservados en los poemas de su padre. En otras palabras, existía una insospechada transmisión oral de la historia tan exacta, y al menos tan duradera, como cualquier registro histórico ortodoxo.
Durante su juventud Gurdjieff se obsesionó con la idea de que había un propósito y meta detrás de la vida humana que casi nunca era vislumbrado en las generaciones incesantes de hombres. Se convenció de que en épocas anteriores el hombre había poseído un conocimiento genuino de tales materias , y que este conocimiento estaba aún preservado, de algún modo, en alguna parte.
Junto con cierto número de compañeros de igual mentalidad, Gurdjieff comenzó una búsqueda (que duró décadas) tras los rastros de este conocimiento. Su "sociedad" de buscadores, individualmente y en grupos, fue en peregrinaje a lugares remotos donde podían sobrevivir rastros de este antiguo conocimiento. Los miembros -algunops reales, otros posiblemente alegóricos- se reunían a intervalos de años para comparar resultados. Su investigación abarcó Africa, Persia,Turkestán, Tibet y el Extremo Oriente hasta Malasia.
Algunos de sus amigos fueron asesinados. Otros se quedaron con hermandades que habían descubierto en lugares inimaginablemente remotos del mundo. Gurdjieff y algunos otros hicieron un contacto que consideraron significativo en el más alto grado y pasaron a través de un largo y laborioso entrenamiento.
Este período parece haber finalizado hacia 1908, y durante su vida nada parece haberse conocido acerca de sus actividades entre 1908 y su aparición en Moscú en 1914.
Allí ocupó el papel de maestro y reunió alrededor de él a un grupo que incluía al escritor ruso y filósofo P.D. Ouspensky. Las actividades posteriores de Gurdjieff y sus discípulos son relatadas por Ouspensky en En busca de lo Milagroso, y una oleada de libros de sus discípulos, antiguos discípulos, y testigos interesados, publicados en años recientes.
Durante su periodo en Francia, Gurdjieff atrajo la atención de muchos intelectuales de Occidente, que trataron de juzgar qué estaba ocurriendo en los únicos términos accesibles -los suyos.
El resultado es una abigarrada colección de impresiones y "estimaciones" que muestran a Gurdjieff variadamente como un superhombre, un mago y algo así como un loco. Tenía una increible capacidad para perforar el egoísmo de la gente, y parecía despreocuparle toda la vituperación que esto producía.
Si hay una impresión común a todos, es que Gurdjieff no era un hombre ordinario. Poseía poderes que gente ordinaria no poseía, y tenía un objetivo ante el cual todas las otras consideraciones carecían de importancia alguna.
Aquellos que estuvieron cerca de Gurdjieff más de una tarde son unánimes en testificar el extraordinario efecto que tuvo sobre ellos. Despreciando todas las normas ordinarias de buenas maneras y comportamiento, y algunas veces usando lenguaje imperdonable para las normas sociales en uso, él podía no obstante dejar la impresión de una nostalgia desbordante; la insinuación de un nivel desconocido de la humanidad. La experiencia de encontrarse con Gurdjieff nunca se podía olvidar.
EL PUEBLO DEL SECRETO. Ernest Scott
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