La vida es una suma de eventos en lo exterior y de estados anímicos en lo interior. A menudo hay contratiempos en la vida externa y estados anímicos dolorosos en la vida interior. Todo ser se enfrenta a muchos tipos de sufrimiento. Está el sufrimiento que procede de la vida externa y el que genera asimismo nuestra mente llena de condicionamientos y desdicha. Al sufrimiento que nos viene dado añadimos neciamente el sufrimiento que genera nuestra mente confusa y ávida. Por si fuera poco, los seres humanos infligen toda clase de sufrimientos a los seres humanos y a otras criaturas sintientes. La ofuscación propia de la mente humana genera mucha desdicha innecesaria , mucha pesadumbre y malestar. Porque en la mente del ser humano hay mucha insatisfacción ( que es una de las formas sutiles de sufrimiento ), el hombre, desatinadamente, siembra dolor extra por todas partes. Se hace daño a sí mismo y mucho daño a los demás.
Todo aquello que contráría a la persona, le produce un tipo de sufrimiento. El ser humano, en tanto no se realiza, está enredado en la tela de araña del sufrimiento psicológico o físico. Se desespera ,se fustra, se conduele, se autocomplace, se exaspera, se hastía y se perturba. Al no comprender ni aceptar la dinámica de todo lo existente, aún añade más desesperación y sufrimiento. Por un lado, debido a la confusión de la mente, engendra desdicha innecesaria; por otro lado, al no saber aceptar lo inevitable, se desgarra sin sentido. A la masa de dolor propia de la vida, el ser humano añade otra masa de dolor que deriva de su insensated y ofuscación. La falta de lucidez y discernimiento es el pecado, es error básico, es la ignorancia primordial. Los mismos agregados que conforman al ser humano ( condicionados por el apego) ya son productores del dolor. No puede haber felicidad permanente en lo que es compuesto y condicionado.
Debido a la mente empañada del hombre común, hasta lo más bobo y mezquino puede generar sufrimiento. Las insignificancias se tornan así también fuente de tribulación. Al malestar que deviene por las condiciones de vida externa, el individuo añade su malestar interior. Porque falta firmeza mental, no se es capaz de confrontar los hechos como son. El peor enemigo está dentro de la mente humana. Uno mismo puede convertirse en su verdugo más implacable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario