miércoles, 27 de mayo de 2009

Sobre el aprendizaje y la sabiduría.

El conocimiento es destructivo para el descubrimiento. El conocimiento está siempre en el tiempo, en el pasado; jamás puede traer libertad. Pero el conocimiento es necesario para actuar, para pensar, y sin acción no es posible la existencia. Pero la acción, por sabia, recta y noble que sea, no abrirá las puertas a la verdad. No hay sendero hacia la verdad; ninguna acción, ningún refinamiento del pensar pueden comprarla. La virtud es únicamente orden en un mundo desordenado, y debe haber virtud que constituya un movimiento del no comflicto. Pero nada de esto abrirá la puerta a esa inmensidad. La totalidad de la conciencia debe vaciarse de su conocimiento, de sus actividades y virtudes; pero no vaciarse con un propósito de ganar, de realizar, de llegar a ser. Debe permanecer vacía aun funcionando en el mundo cotidiano del pensamiento y la acción. El pensamiento y la acción deben surgir desde ese vacío. Pero este vacío no abrirá la puerta. No debe haber puerta ni intento alguno de llegar: En este vacío no ha de existir un centro, porque este vacío no tiene medida; es el centro el que mide, sopesa, calcula. Este vacío está más alla del pensamiento y el sentimiento. Adviene tan silenciosamente, tan discretamente como el amor; no tiene ni principio ni fin. Está ahí, inmutable e inconmensurable.
KRISHNAMURTI.

Claves para Meditar.

Meditar es, en Oriente, un ejercicio milenario cuyo único fin es descubrir la realidad del ser tras las fluctuaciones del psiquismo. Su carácter sagrado es evidente.
En la tradición tibetana numerosos maestros han escrito profundos tratados para enseñar, con sutileza u rigor, el arte de la meditación. Si pudieron hacerlo es porque habían alcanzado la perfección de este arte y habían realizado el logro que permite pasar del estado de individuo ordinario al de un ser liberado.
Bokar Rimpoché se sitúa en este mismo plano. Lo que transmite, con una pedagogía que le es propia y que se mantiene impregnada por la fuerza de la tradición, él lo ha comprendido y después lo ha realizado. También su palabra está marcada con el sello de la autenticidad. Conociendo el camino, con simplicidad y bondad, nos invita a seguirlo paso a paso.
Bokar Rimpoché (Tíbet, 1940), fue educado en el prestigioso monasterio de Tsurpu, la sede los Karmapas.
A los veinte años tuvo que abandonar Tíbet, a causa de la invasón china de su país. En su exilio indio conoció al gran lama Kalu Rimpoché de quien llegó a ser el principal discípulo.